Acepta las Limitaciones, Pobreza y Diferencias
Vigésimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario
“Cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos.” Lucas 14:13
Son muchos los que no saben aceptar muchas realidades de este mundo, aun cuando topan con ellas a diario. Con la terquedad humana capaz de tropezar mil veces en la misma piedra y aun así no aprender. No quieren aceptar las realidades que no les gustan, sea una enfermedad, sea una persona con limitaciones físicas o psicológicas, sea el propio pecado o el de otros, sea su apariencia física etc; pelean con la realidad y con Dios mismo por haber hecho las cosas así.
En el atrevimiento de la ignorancia que cree que sabe más que Dios, que cree que sabe todo, pues su mundo se reduce a lo poquito que conoce personalmente, sin tomar en consideración el abismo de realidades que ignora.
Debemos saber que estamos en gestación para nacer a la vida verdadera cuando morimos. Debemos pues aceptar esta etapa de nuestra maduración, aunque tengamos que lamentar muchas imperfeccio- nes en nosotros, en los demás y en todo lo de esta vida. Por esto, no nos cansemos de amar y hacer el bien…
“Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos.”Lc 14,13
Si creyéramos que para convivir con alguien debemos estar de acuerdo en todo, ver y pensar lo mismo, no conviviríamos con nadie, pues nos sentiríamos defraudados por todos, pues no ha nacido la persona que vea y quiera lo mismo que yo, ni nacerá nunca. Nadie es perfecto ni está para ver las cosas como yo, ni para agradarme a mí. A quien debemos agradar es a Dios y de El debemos todos aprender, cada uno desde los distintos talentos que ha recibido.
Debemos pues aceptar que nuestro prójimo, incluso familiares cercanos, decepcionen nuestra expectativa�, vean y piensen diferente, opinen lo contrario que nosotros. Muchas diferencias son naturales y legí�timas en este mundo, por haber recibido diferentes talentos de Dios y de la vida, o diferente educación y formación, o por tener gustos y preferencias diversas, y por tantos modos de ver y opiniones distintas. Nada de malo en eso.
En lo que nos unimos es en las mismas verdades de fe reveladas, en el amor cristiano, el mismo Espíritu Santo que mora en nosotros, misma dignidad y vocación de sacerdotes, reyes y profetas, para vivir en santidad, comunión y misión. Pero no se necesita opinar lo mismo ni tener los mismos gustos para convivir en paz, para respetarnos y amarnos, para ayudarnos a crecer en santidad y en la vivencia de nuestra fe.
Aunque las diferencias nos mor�tifiquen; aunque quisiéramos que el otro viera lo mismo que nosotros y quisiera lo mismo, hemos de respetar que tiene distintos talentos, tal vez es un miembro diferente en el cuerpo de Cristo, tal vez está en una etapa de crecimiento distinto y debes tener paciencia, pues no da los frutos que quisieras. Sigue amándole y ayudándole a crecer, trata de ser siempre edificante para que siga subiendo peldaños en su propio crecimiento espiritual.
Lecturas de la Semana
Lunes: 1 Cor 2:1-5; Sal 119 (118):97-102; Mc 6:17-29
Martes: 1 Cor 2:10b-16; Sal 145 (144):8-14; Lc 4:31-37
Miércoles: 1 Cor 3:1-9; Sal 33 (32):12-15, 20-21; Lc 4:38-44
Jueves: 1 Cor 3:18-23; Sal 24 (23):1bc-4ab, 5-6; Lc 5:1-11
Viernes: 1 Cor 4:1-5; Sal 37 (36):3-6, 27-28, 39-40; Lc 5:33-39
Sábado: 1 Cor 4:6b-15; Sal 145 (144):17-21; Lc 6:1-5
Domingo: Sab 9:13-18b; Sal 90 (89):3-6, 12-17; Flm 9-10, 12-17; Lc 14:25-33
Los Santos y Otras Celebraciones
Domingo: Vigésimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario
Lunes: El Martirio de San Juan Bautista
Jueves: Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación
Viernes: Primer viernes
Sábado: San Gregorio Magno; Primer sábado