Español English María Inmaculada
Iglesia Católica / Pacoima, CA

Bendito

Cuarto Domingo de Adviento

“María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y, entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel.” Lucas 1:39-40


“Visitation”, from Altarpiece of the Virgin (St Vaast Altarpiece) by Jacques Daret, c. 1435

Todas las Escrituras de hoy parecen declarar el “consuelo y la alegría” de la Navidad. Miquéas declara que, por pequeña que sea Belén, el niño que nazca traerá la paz que “llegara hasta los confines de la tierra”. La carta a los hebreos proclama que, a pesar del dolor y el sufrimiento, la “ofrenda del cuerpo de Jesucristo” nos salva a todos. En el Evangelio de hoy, María, que apenas es una niña, deja de lado inmediatamente sus propias preocupaciones —y como futura madre desposada, pero aún no casada, cuantas debían de ser— para viajar a toda prisa, por un terreno peligroso, en un viaje de cuatro días (según los estudiosos) desde Nazaret a Ain-Karem, hasta la casa de Isabel y Zacarías.

Entonces, al igual que David salto y danzo ante la antigua Arca de la Alianza que Ilevaba preciosos signos de la presencia permanente de Dios, así Juan salta en el vientre de su madre Isabel cuando Maria llega, un arca viva que lleva la presencia viva de Dios. Isabel saluda con alegría a Maria con las palabras que rezamos a diario en el “Ave Maria”: “Bendita eres entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre”. Por qué Maria es tan bendita”, explica entonces Isabel: “Dichosa tu que has creído que se iba a cumplir lo que te ha dicho el Señor”. Del mismo modo, podemos atrevernos a esperar ser “bienaventurados” por “creer que lo que nos fue dicho” por el Señor —la promesa de misericordia de Jesus— se cumplirá al compartir la misericordia de Dios con todos. En efecto, por nuestro bautismo y, mas inmediata y repetidamente, por nuestra participación en la Eucaristía, también nosotros Ilevamos dentro a Cristo vivo quién, o a qué situación, tenemos que llevar a Cristo en esta Navidad? De hecho, a lo largo del ano, que desinterés dejamos de lado nuestras propias preocupaciones? Con qué entusiasmo —“con prisa”— atravesamos, sin tener en cuenta las dificultades, cualquier terreno peligroso que haya que conquistar para servir a los demás?

Lecturas de la Semana

Lunes: Is 7:10-14; Sal 24 (23):1-6; Lc 1:26-38
Martes: Cant 2:8-14 o Sof 3:14-18a; Sal 33 (32):2-3, 11-12, 20-21; Lc 1:39-45
Miércoles: 1 Sm 1:24-28; 1 Sm 2:1, 4-8abcd; Lc 1:46-56
Jueves: Mal 3:1-4, 23-34; Sal 25 (24):4-5ab, 8-10, 14; Lc 1:57-66
Viernes: 2 Sm 7:1-5, 8b-12, 14a, 16; Sal 89 (88):2-5, 27, 29; Lc 1:67-79
Sábado:

  • Vigilia: Is 62:1-5; Sal 89 (88):4-5, 16-17, 27, 29; Hch 13:16-17, 22-25; Mt 1:1-25 [18-25]
  • Noche: Is 9:1-6; Sal 96 (95):1-3, 11-13; Tit 2:11-14; Lc 2:1-14
  • Aurora: Is 62:11-12; Sal 97 (96):1, 6, 11-12; Tit 3:4-7; Lc 2:15-20
  • Día: Is 52:7-10; Sal 98 (97):1-6; Heb 1:1-6; Jn 1:1-18 [1-5, 9-14]

Domingo: Eclo 3:2-6, 12-14 o 1 Sm 1:20-22, 24-28; Sal 128 (127):1-5 o Sal 84 (83):2-3, 5-6, 9-10; Col 3:12-21 [12-17] o 1 Jn 3:1-2, 21-24; Lc 2:41-52

Los Santos y Otras Celebraciones

Domingo: Cuarto Domingo de Adviento
Martes: San Pedro Canisio; Comienza el Invierno
Jueves: San Juan de Kanty
Viernes: La Vigilia de Navidad
Sábado: La Natividad del Señor

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