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Iglesia Católica / Pacoima, CA

La Fe Precede a la Curación

Decimotercero Domingo del Tiempo Ordinario

“Jesús la tranquilizó, diciendo: ‘Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y queda sana de tu enfermedad’.” Marcos 5:34

Raising of Jairus' Daughter by Paolo Veronese, 1546

Como siempre en los domingos del Tiempo Ordinario, la lectura del Antiguo Testamento ilumina el Evangelio de hoy. En el texto completo Jesús realiza dos curaciones y, la lectura del libro de la Sabiduría proclama que nuestro Dios es el Dios de la vida que “creó todo para que subsistiera” y formó a los humanos “a imagen de su propio ser” para “la inmortalidad” (Sabiduría 1:14; 2:23). Por lo tanto, las personas de fe eligen vivir en la justicia de Dios porque “es inmortal” (1:15) en esta vida mortal, comenzando así, incluso ahora, la vida inmortal para la que fuimos creados. Elegir lo contrario es elegir el otro lado “por envidia del diablo entró la muerte en el mundo” (2:24). Marcos presenta las dos curaciones como una historia dentro de otra historia, una “historia sándwich”, un recurso literario que refuerza su mensaje para aquellos que lo debieron de haber escuchado en lugar de haber leído la historia. Marcos quiere enfatizar una verdad esencial de su Evangelio, que Jesús no hace milagros para imponer la fe, sino que la fe precede a la curación.

Solo Ten Fe

Jairo tiene una hija, él es un hombre importante y privilegiado quien busca públicamente a Jesús, proclama intensamente y demuestra su fe “cayendo a los pies de Jesús y suplicándole de todo corazón” (5:22-23). La mujer anónima prácticamente “se acerca a hurtadillas” a Jesús y, aunque evidentemente tiene fe, se guarda esa fe hasta que Jesús le saca “toda la verdad” después de que ella es curada (5:27-28, 33). Así pues, resulta aún más impresionante que Jesús retrase la curación de quien parece ser la mujer joven y “más importante” por la desconocida y sinceramente, por la mujer mayor y marginada. Volviendo a la “iglesia doméstica”, por así decirlo, siendo la casa de Jairo el lugar público donde ocurrió la curación de la mujer mayor, Marcos nos dice que la hija de Jairo murió. Ante esta desesperanza aún más definitiva que la de la mujer hemorroisa, la gente le dice a Jairo “¿para qué molestas más al maestro?” (5:35). Pero Jesús no considera que su respuesta a la fe de Jairo sea desesperanzadora o molesta: “No tengas miedo, solo ten fo” (5:36). A pesar del aparente triunfo de la muerte en la casa de Jairo, Jesús toma la mano de la niña -aunque la ley prohibía tocar a los muertos- y le dice: “talitha kum” (que
significa: Niña, a ti te hablo, levántate).

¿Para Qué Molestarse?

Así parece que Marcos nos está preguntando: como Jairo en su camino a su casa o como la mujer hemorroisa después de doce años, nos preguntaremos: ¿para qué molestarnos? ¿O seguiremos caminando con fe en Jesús? ¿Será suficiente -una oración íntima con fe- con tocar sigilosamente el manto de Jesús? Ante la aparente desesperanza, ¿elegiremos la fe en lugar de la desesperación a pesar de las burlas de la multitud, recordando que Jesús nos ha tomado de la mano en el bautismo y nos ha ordenado que nos levantemos? Pon atención en el final del
Evangelio, después de ordenar a la hija de Jairo que se levante, Jesús les ordena que le den de comer (5:43), Así también, Jesús nos invita ahora a festejar en su banquete y sacrificio eucaristico.

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Lecturas de la Semana

Lunes: Gn 18:16-33; Sal 103 (102):1b-4, 8-11; Mt 8:18-22
Martes:
Vigilia: Hch 3:1-10; Sal 19 (18):2-5; G l 1:11-20; Jn 21:15-19
Día: Hch 12:1-11; Sal 34 (33):2-9; 2 Tim 4:6-8, 17-18; Mt 16:13-19
Miércoles: Gn 21:5, 8-20a; Sal 34 (33):7-8, 10-13; Mt 8:28-34
Jueves: Gn 22:1b-19; Sal 115 (114):1-6, 8-9; Mt 9:1-8
Viernes: Gn 23:1-4, 19; 24:1-8, 62-67; Sal 106 (105):1b-5; Mt 9:9-13
Sábado: Ef 2:19-22; Sal 117 (116):1bc-2; Jn 20:24-29
Domingo: Ez 2:2-5; Sal 123 (122):1-4; 2 Cor 12:7-10; Mc 6:1-6a

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