Español English María Inmaculada
Iglesia Católica / Pacoima, CA

¡Es el Señor!

Tercer Domingo de Pascua

“¡Es el Señor!” Juan 21, 7

The Miraculous Draught of Fishes, by Raphael, 1515
The Miraculous Draught of Fishes, by Raphael, 1515

Un saludo fraterno en Cristo Resucitado – Aleluya – !Cristo Resucitado! y vivimos en tiempo de la Pascua los cincuenta días hasta la Fiesta de Pentecostés. El Señor nos ofrece grandes regalos que lo recibieron sus apóstoles y hoy nos lo ofrece a nosotros. El regalo de la Paz, El Espíritu, el Perdón y la misión…

En el encuentro con el grupo de los suyos Jesus les entrego su Espíritu y les concede el poder de perdonar los pecados, la paz, el Espíritu y el ministerio del perdón son los grandes dones del Señor resucitado. Ninguno de ellos puede entenderse sin el otro. “Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro, “Es el Señor”. (JN 21,4-7) No es fácil reconocerlo en los momentos de dolor y de miedo, deturbación y cansancio solo la fe lleva a descubrirlo cuando los ojos no perciben mas que tinieblas.

“Es el Señor” no contamos con Él cuando las cosas nos van bien, cuando nos afanamos por sacarle el jugo al presente. La esperanza nos invita a vivir aguardando” al que es, al que era y al que viene”.

Resucitar es tarea y meta de cada día, las obras de misericordia que practiquemos, especialmente con los mas débiles y desgraciados son formas de resucitar. Cuando pedimos perdón o lo otorgamos a quiene nos han ofendido de es forma de resucitar. Ser solidarios y devolver las ganas de vivir a quienes están hundidos en la miseria, es el mayor signo de Resurrección.

Señor Jesus Resucitado, sabemos que estas vivo nos acompañas cada día, acompaña a Monseñor Joseph Brennan en su ministerio episcopal como Pastor en la Diócesis de Fresno y a nuestro párroco Abel en su tiempo de Sabático. ¡Dios los Bendiga!

Lecturas de la Semana

Lunes: Hch 6:8-15; Sal 119 (118):23-24, 26-27, 29-30; Jn 6:22-29
Martes: Hch 7:51 — 8:1a; Sal 31 (30):3cd-4, 6, 7b, 8a, 17, 21ab; Jn 6:30-35
Miércoles: Hch 8:1b-8; Sal 66 (65):1-3a, 4-7a; Jn 6:35-40
Jueves: Hch 8:26-40; Sal 66 (65):8-9, 16-17, 20; Jn 6:44-51
Viernes: Hch 9:1-20; Sal 117 (116):1bc, 2; Jn 6:52-5
Sábado: Hch 9:31-42; Sal 116 (115):12-17; Jn 6:60-69
Domingo: Hch 13:14, 43-52; Sal 100 (99):1-2, 3, 5; Apo 7:9, 14b-17; Jn 10:27-30

Nuestra Virgen de Fatima

Hace cien años, el día 13 de cada mes de mayo a octubre de 1917, la Santísima Virgen apareció a tres niños cerca de Fátima en Portugal, trayendo un mensaje urgente, pidiendo arrepentimiento y oración, un mensaje que no tiene hoy en día menos urgencia. El Papa Benedicto XVI describió a Nuestra Señora de Fátima como “el maestro que introdujo los videntes poco a un profundo conocimiento de la Santísima Trinidad y los llevó a saborear a Dios mismo como la más hermosa realidad de la existencia humana” (19 de mayo de 2010).

En un siglo cuando los regímenes totalitarios ateos traería los horrores del genocidio de cientos de millones de personas, y cuando iba a morir igual números de niños inocentes en el vientre a través del aborto legalizado, este “profundo conocimiento de la Santísima Trinidad” fue y sigue mal necesario en nuestro mundo. Entre todas las apariciones Marianas aprobadas por la Iglesia, Nuestra Señora de Fátima es una de las más populares, especialmente entre los sucesores de San Pedro. En 13 de mayo de 1946, El Papa Pío XII coronó la estatua original de Nuestra Señora de Fátima como “La reina del mundo”. El Bendito Papa Pablo VI visitó el Santuario de Fátima en el 50 aniversario, el 13 de mayo de 1967. San Juan Pablo II y el Papa Benedicto XVI hicieron peregrinaciones a Fátima; y el Papa Francisco va
a hacer lo mismo, el mes próximo, para celebrar el centenario de la primera aparición.

La devoción de San Juan Pablo II a Nuestra Señora de Fátima fue particularmente profunda. Cuando un aspirante a asesino trató de tomar su vida en 13 de mayo de 1981, el Papa atribuyó su supervivencia a la intervención milagrosa de Nuestra Señora de Fátima. Por lo tanto, como una expresión de su filial gratitud, fue a Fátima un año después de la tentativa de asesinato y presentó a María la bala que intentara matarlo pero que resultó fracasado debido a la Divina Providencia. Esa bala es hoy parte de la corona de la estatua de Nuestra Señora en Fátima.

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