Las Mechas Ajustada y Encendida
Trigésimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario
“El Reino de los cielos es semejante a diez jóvenes, que tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo.” Mateo 25, 1
En la antigua frase “mantén las mechas ajustadas y encendidas de tu lámpara”, escuchamos de manera urgente esperar y estar listos, y aunque hay otras formas de decir esa frase, por lo general concluye así: “el mundo está por terminar”, “el tiempo se acerca” o “el amanecer del día se aproxima”. El fin del año litúrgico casi está por terminar y empezamos a sentir el nerviosismo de “ya pero todavía no” a medida que las lecturas se vuelven más escatológicas (sobre el fin de los tiempos) en su esencia. Se nos llama a esperar pacientemente. Sin embargo, como las vírgenes sabias e imprudentes, corremos el riesgo de quedarnos dormidos o de quedarnos sin aceite. Esperar a Dios, prepararse para Dios, requiere mucha esperanza, mucha preparación y disciplina, y a veces es en contra del sentido común. Debemos dejar a un lado la impaciencia o el deseo de satisfacción inmediata y tener el final a la vista. En términos de una competencia de carreras, no es una carrera corta, sino un maratón.
Entonces, ¿cómo hacemos esto? Ya sea que estamos sentados en las bancas o seamos alguien que participa activamente en alguno de los apostolados o ministerios litúrgicos, esto es un llamado al auto mantenimiento espiritual. Ninguna de nuestras Escrituras de hoy es pasiva. Buscar y esperar a Dios requiere trabajo. La presencia y participación en la liturgia son una de las formas más fáciles y naturales de proporcionar combustible a nuestras lámparas espirituales. Pero al igual que en el automóvil, necesitamos hacer algo más que poner gasolina. Hay otras necesidades que atender para el mantenimiento. ¡Lea este boletín y econtrará algunas oportunidades! Tal vez quieras asistir a una clase de Biblia o buscar y leer un libro espiritual. Inscríbete a algún sitio en Internet para recibir diariamente una reflexión o las lecturas del día. Busca un podcast espiritual para que lo escuches mientras vas de camino de regreso del trabajo a casa o maneja en silencio y apaga el radio con noticias o música. Comparte en familia momentos de oración sencillos y regulares, como en las comidas y a la hora de acostarte. Acude al Sacramento de la Reconciliación; o tal vez, haces demasiado, y la llamada es dejar de hacer algo. No te fatigues o desanimes. Ten valor y recuerda, “el día se acerca”. Amén.
Lecturas de la Semana
Lunes: Ez 47:1-2, 8-9, 12; Sal 46 (45):2-3, 5-6, 8-9; 1 Cor 3:9c-11, 16-17; Jn 2:13-22
Martes: Ti 2:1-8, 11-14; Sal 37 (36):3-4, 18, 23, 27, 29; Lc 17:7-10
Miércoles: Ti 3:1-7; Sal 23 (22):1b-6; Lc 17:11-19
Jueves: Flm 7-20; Sal 146 (145):7-10; Lc 17:20-25
Viernes: 2 Jn 4-9; Sal 119 (118):1-2, 10-11, 17-18; Lc 17:26-37
Sábado: 3 Jn 5-8; Sal 112 (111):1-6; Lc 18:1-8
Domingo: Prov 31:10-13, 19-20, 30-31; Sal 128 (127):1-5; 1 Tes 5:1-6; Mt 25:14-30 [14-15, 19-21]