Todo lo Humano es Criticable
Vigésimo Domingo del Tiempo Ordinario
“Jesús aceptó la cruz, sin temer su ignominia, y por eso está sentado a la derecha del trono de Dios.” Hebreos 12:2
Hasta la persona más virtuosa y meritoria puede ser objeto de toda clase de críticas, como de hecho lo fueron los santos y el mismo Cristo Jesús siendo Dios, y es que nuestra condición humana es parte de la imperfección de la naturaleza y de este mundo, como consecuencia del pecado.
Somos y seremos siempre limitados e incompletos, y vemos solo parcialmente. Esto significa que el que no cojea de un pie cojea de otro y que, si hace una cosa bien, no hace otras. Nadie puede hacer todo y ser bueno en todo. Es por ello que el que tiene una actitud crítica se pasará la vida criticando y nunca le faltará qué criticar. Pero ¿de qué se trata? ¿de criticar? ¿de denunciar? Creo que no. Cristo no nos trazó ese camino, sino el de anunciar la buena nueva, predicar el Reino, y cada uno tomará lo que quiera o lo que pueda, según sus luces y capacidades.
Por ejemplo, ¿Qué se gana uno de cri�car la Iglesia? Es echar tierra contra el propio tejado, pues somos un cuerpo. Más bien deberíamos todos enfocarnos a estar saludables espiritualmente, a ser santos y esta es la mejor manera de poder trasmitir santidad y de ayudar a otros a sanar y a santificarse; es la mejor ayuda que podemos dar a la Iglesia, más que con cualquier crítica.
Consideremos también lo que dice Jesús:
“…lo que hagan con el más pequeño de ellos, conmigo lo hacen”Mt 25
“Quien a ustedes rechaza a mí me rechaza.”Lc 10,16
La verdad debe siempre ir unida a la caridad, por ello la difamación también es pecado pues, aunque sea verdad, si no va a edificar no deberíamos divulgar el mal o imperfección cometida, pues es un modo de propagar cizaña. Hay que tener caridad con el pecador y ayudarle con correcciones fraternas, proponiendo y nunca imponiendo, pues eso no ayudará en nada. Y lo que no podamos cambiar, aceptarlo como penitencia saludable, como aceptamos las limitaciones que la vida misma nos impone, parte de la cruz de cada día para ser discípulos de Cristo.
“Ninguna palabra dañina salga de su boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación.”Efesios 4,29
Desde acá se entiende que la Iglesia no puede hacer mucho con sus propios críticos, pues la mayoría de esas crí�cas vienen de una mirada parcial que se enfoca a buscar la carencia y el error, y no faltará, pues nadie hacemos las cosas como quisiéramos, mucho es lo que no está en nuestras manos cambiar, pues somos limitados, tenemos personas y fuerzas limitadas, talentos y capacidades restringidas.
Jesús mismo fue criticado, como lo sigue siendo la Iglesia, obispos, sacerdote y laicos. Jesús nos lo predijo, que traería división, pues no todos quieren recibir su luz. ¿Qué hacer? Nadie puede cambiar a nadie más que a sí mismo. Y nadie ha nacido para responder las expectativas de uno; a quien debemos agradar y a quien todos rendiremos cuentas de los talentos recibidos será a Dios.
Lecturas de la Semana
Lunes: Vigilia: 1 Cr 15:3-4, 15-16; 16:1-2; Sal 132 (131):6-7, 9-10, 13-14; 1 Cor 15:54b-57; Lc 11:27-28 Día: Ap 11:19a; 12:1-6a, 10ab; Sal 45 (44):10-12, 16; 1 Cor 15:20-27; Lc 1:39-56
Martes: Ez 28:1-10; Dt 32:26-28, 30, 35cd-36ab; Mt 19:23-30
Miércoles: Ez 34:1-11; Sal 23 (22):1-6; Mt 20:1-16
Jueves: Ez 36:23-28; Sal 51 (50):12-15, 18-19; Mt 22:1-14
Viernes: Ez 37:1-14; Sal 107 (106):2-9; Mt 22:34-40
Sábado: Ez 43:1-7a; Sal 85 (84):9ab, 10-14; Mt 23:1- 12
Domingo: Is 66:18-21; Sal 117 (116):1, 2; Heb 12:5-7, 11-13; Lc 13:22-30
Los Santos y Otras Celebraciones
Domingo: Vigésimo Domingo del Tiempo Ordinario
Lunes: La Asunción de la Santísima Virgen María
Martes: San Esteban de Hungría
Viernes: San Juan Eudes