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Iglesia Católica / Pacoima, CA

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Cuarto Domingo de Adviento

“El ángel le dijo: ‘No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús.'” Lucas 1, 30-31

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Cuando pensamos en el Evangelio de hoy, probablemente podemos imaginar la pintura de esta reunión entre el ángel Gabriel y María que hizo Fra Angelico (1440-1445). En ese fresco, Gabriel y María están afuera y sentados en medio de las columnas, y Gabriel, con sus grandes alas y manos cruzadas, contemplando a María y haciendo gestos hacia ella. Ella está bien vestida en un ropaje tradicional de color azul y aunque su rostro muestra conmoción, sus manos cruzadas modelan sumisión y humildad. Esta obra de arte está tan bellamente ejecutada que podemos desapercibido algunos de sus más finos detalles. Del mismo modo, porque la escena del Evangelio es tan familiar, podemos olvidarnos de los pequeños detalles. Hace unos años, este autor encontró un libro para niños titulado “La Navidad” que fue ilustrado por Julie Vivas. Debido a que sus dibujos eran tan frescos, encantadores y simples, convidaba una perspectiva nueva en la historia.

Lucas dice que María “estaba muy preocupada por lo que se le dijo y se preguntaba que tipo de saludo podría ser ese”. Ella preguntó: “¿cómo puede ser esto posible?” Estas preguntas no concuerdan como Fra Angelico puso a Gabriel y María. En las ilustraciones de Vivas, el ángel Gabriel sentado con las alas maltratadas, cabeza calva, está tomando una taza de café con María mientras los dos juntos tratan de resolverlo. El texto es el mismo, pero el mensaje transmitido es diferente. Hay un grado diferente de comodidad y familiaridad en estas ilustraciones.

Este “tomando café” es algo que tenemos que aprender a hacer con las escrituras y con nuestras vidas. Después de este evento, María embarazada viajó a las colinas para estar con Isabel, una mentora sabia y anciana, la figura de una madre. Ella pasó tres meses ahí reflexionando y preparándose para el nacimiento de su hijo. En esta última semana de Adviento, dedica unos momentos para encontrar un momento Gabriel y María o momento Elizabeth y María y lee las lecturas de Navidad de nuevo para ver lo que podrías haber pasado por alto, y para encontrar una nueva forma de que Cristo habite en ti.

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“Alégrate llena de gracia, el Señor está contigo”. (Lc 1, 26-38)

Sí, Dios nos llama a todos, como llamó a María, a una vida fecunda, a cooperar en la obra de la salvación. No hace falta ser superhombres ni supermujeres, ni realizar acciones extraordinarias, basta, como aprendemos de María tres formas importantes en nuestra relación con Dios: confiar, acoger y servir.

El Adviento es tiempo de esperanza, y nada nos produce mayor expectación que el anuncio del ángel Gabriel a María, en el que se le revela el proyecto divino de hacerla Madre de Dios, si ella consiente. En Alemania, al igual que entre nosotros, se representa en Navidad el misterio del Nacimiento de Jesús, cada semana de Adviento presentan en las parroquias los momentos previos, que narran los evangelios. La primera representación alude a la Anunciación-Encarnación del Verbo de Dios en la virgen nazarena.

He escogido el cuadro del Greco, que se conserva en el museo de arte de Toledo. Cuando la Virgen se pinta con vestido rojo, se desea representar que ya ha acontecido la Encarnación. Se observa a María. que eleva la palma de su mano, como gesto de aceptación. Con este gesto también se indica la maternidad virgen. Así se muestra el momento en el que Dios Padre, entrega a su Hijo a la Bendita entre todas las mujeres.

Sorprende cómo es traducida la profecía de Isaías, en la que se señala que una joven embarazada dará a luz un hijo – “la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Enmanuel” Is 7, 14)-. El término lógico sería el de almah (joven), pero los Sententas traducen parthenos, (virgen). El arte de el Greco lo representa con el gesto de María, extendiendo la palma de su mano. Así también, el ángel es representado, envuelto en manto amarillo, que significa la santidad divina, le indica a María el origen de su anuncio, viene de parte de Dios, y con la fuerza del Espíritu Santo, si acepta, se convertirá en madre de Dios, será La Theotokos (la Madre de DIOS).

Ante el misterio, por pura lógica, cabe la reacción sorpresiva y un tanto resistente a la acción divina, pero también cabe, desde la fe, rendir la mente, y como María acoger la voluntad de Dios: “Hágase en mi según tu Palabra”.

Fr. Alberto Chavez.
Associate pastor.

Lecturas de la Semana

Lunes: Cant 2:8-14 o Sof 3:14-18a; Sal 33 (32):2-3, 11-12, 20-21; Lc 1:39-45
Martes: 1 Sm 1:24-28; 1 Sm 2:1, 4-8abcd; Lc 1:46-56
Miércoles: Mal 3:1-4, 23-34; Sal 25 (24):4-5ab, 8-10, 14; Lc 1:57-66
Jueves: 2 Sm 7:1-5, 8b-12, 14a, 16; Sal 89 (88):2-5, 27, 29; Lc 1:67-79
Viernes:
Vigilia: Is 62:1-5; Sal 89 (99):4-5, 16-17, 27, 29; Hch 13:16-17, 22-25; Mt 1:1-25 [18-25]
Noche: Is 9:1-6; Sal 96 (95):1-3, 11-13; Ti 2:11-14; Lc 2:1-14
Aurora: Is 62:11-12; Sal 97 (96):1, 6, 11-12; Ti 3:4-7; Lc 2:15-20
Día: Is 52:7-10; Sal 98 (97):1-6; Heb 1:1-6; Jn 1:1-18 [1-5, 9-14]
Sábado: Hch 6:8-10; 7:54-59; Sal 31 (30):3cd-4, 6, 8ab,16bc, 17; Mt 10:17-22
Domingo: Sir 3:2-6, 12-14 o Gn 15:1-6; 21:1-3; Sal 128 (127): 1-5 o Sal 105 (104):1-6, 8-9; Col 3:12-21 [12-17] o Hb 11:8, 11-12, 17-19; Lc 2:22-40 [22, 39-40]

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