Señor, Ven a Visitar mi Casa
Decimosexto Domingo en Tiempo Ordinario
Hay un verbo que brilla particularmente en las lecturas de este Domingo; en el verbo “Acoger” seguramente recuerdas que entre las siete obras de misericordia corporales, hay una que se llama “ hospedar al peregrino.” Hoy resulta casi imposible realizar esa obra de misericordia en las condiciones de insertidumbre y de inseguridad que tenemos en muchos sitios. Hospedar a una persona extraña, en realidad significa exponer, no solamente los bienes sino incluso la propia vida, pero esto no quiere decir que esa obra de misericordia deba de desaparecer de nuestro horizonte.
En el mundo bíblico era importante dar hospedaje al peregrino, en ese ambiente del desierto, no acoger a una persona que va de camino, significa, sencillamente condenarlo a muerte… Esa ya no es nuestra situación, pero el verbo acoger sigue siendo tan importante hoy como en aquel tiempo. El verbo acoger sigue siendo importante hay muchas personas que sufren espantosas soledades; tal vez tienen lugar donde dormir, donde comer, lo que no tienen es un lugar en el corazón de sus propios parientes; tal vez carecen de amigos y mueren en la absoluta soledad.
En Inglatierra – Londres, no hace mucho una persona que murió vivía solo, completamente olvidado, por sus familiares, completamente desconocido para sus vecinos y fue el olor del cadaver en descomposición, lo que hizo que los vecinos llamaran a la policía. Al entrar los policías, se encontraron en un caso mecabro: un cadaver semi-descompuesto en un sofa, delante de un television prendido el televisor llevaba meses prendido ese hombre murió en la absoluta soledad. ¿Ya vez? tenia comida, que por cierto se estaba pudriendo en su refrigerador, tenia hospedaje tenia cama, incluso tenia un buen televisor pero no era acojido.
Necesitamos recuperar el verbo “acoger” necesitamos la esencia de esta obra de misericordia… Lo mismo que Maria y Martha en Betania a cogieron a Cristo (Lc. 70,38-42). Así también nosotros acogemos a Cristo en nuestros hermanos que muchas veces padecen necesidad aunque no se note.
¡Se Fuerte!
Sentimos profundamente tu muerte y nos entristece en el alma, pero nos consuela la promesa de la futura imortalidad. Angelina Loera: Fue una gran persona, madre, amiga y sus desvelos, sacrificios curtieron y enseñaron a sus hijos; gracias por tu vida y tus enseñansaz. Nos unimos al dolor y la tristeza de la familia Loera. Saludos afectuosos a tus hermanos, hermanas y de mas familiares P. Abel Loera. Unidos en Oracion del Padre Nuestro. Nuestras sinceras condolencias.