Español English María Inmaculada
Iglesia Católica / Pacoima, CA

Solo Dios puede Llenar el Corazón

Decimoquinto Domingo del Tiempo Ordinario

“¿Y quién es mi prójimo?” Lucas 10:29

Cuenta una historia que los dioses enojados con los hombres por su maldad decidieron esconder la felicidad en algún lugar donde ellos no pudieran encontrarla. Uno dijo, escondámosla en lo más profundo del océano. Otro sugirió, mejor en la montana mas alta y debajo del hielo. Pero otro repuso: creo que no es buena idea, pues algún día lograrán explorer incluso en esos lugares. Mejor metámosla en lo profundo de sus corazones, allá es donde nunca entran y no la podrán encontrar.

Es como el que vendió su ranchito para ir en busca de una mina de diamantes, paso toda su vida buscando sin encontrar. Cuando ya anciano quiso regresar a su ranchito, se dio cuenta de que el que lo compro encontró debajo de la casa la mayor mina de diamantes nunca vista.

Dios no nos esconde la felicidad, por el contrario, nos revela el camino para encontrarla: Cristo es el camino. La buena nueva es esa: El Reino de Dios está a tu alcance. No está lejos, está en tu mente y en tu corazón.

¿Qué debo hacer para tener vida eterna? Es como preguntar: ¿qué hago para tener felicidad, plenitud de vida, sentido para vivir…? Muchos jóvenes y gente se preguntan esto, viven como ovejas sin pastor, a la deriva, confundidos por tantas voces de este mundo, por tantas propuestas y caminos distintos.

Pero deberíamos todos escuchar la voz del buen pastor. Mis ovejas reconocen mi voz y me siguen; no seguirán otras voces, pues conocen la voz que debe prevalecer sobre cualquier otra, la de Dios. por eso Jesús le respondió claramente al que le hizo esta pregunta: lo que está escrito, ama a Dios sobre todo y a tu prójimo. Haz eso y vivirás.

No debería nadie seguir errante, sin rumbo, sin norte, como en tiniebla, cuando vino Dios a ser nuestra luz y guía, a mostrarnos el camino, a darnos vida en abundancia, divina, plena, eterna. Ama como Jesús; y para poder hacerlo, recibe a diario su Amor divino en ti, para que puedas darlo. Haz eso y serás feliz, y tendrás Vida en tu alma.

“Nos hiciste para ti Señor, y nuestro corazón andará inquieto hasta descansar en ti.” San Agustin

Amor al Projimo

¿Qué significa amar a Dios con todo nuestro corazón, ser, fuerza y mente? Dirigimos nuestro corazón a Dios en la oración, en los momentos de reflexión y en la participación en la misa y los sacramentos. Todo nuestro ser puede dirigirse al Señor con confianza en medio de los tiempos difíciles o cuando necesitamos valor. Encontramos fuerza para vivir como pueblo de Cristo, incluso cuando nos enfrentamos a las preguntas, dudas y burlas de los demás. Podemos dirigirnos al Señor con nuestra mente mientras leemos en oración la Sagrada Escritura y aprendemos más plenamente la enseñanza de la Iglesia. Todas estas cosas apuntan a un deseo singular de conocer profundamente a Dios. El amor que tenemos por Dios es, después de todo, un reflejo del gran amor que Dios tiene por cada uno de nosotros.

La parábola de Jesús sobre el buen samaritano señala el impacto que debe tener nuestro amor a Dios en nuestras vidas. El sacerdote y el levita estaban más preocupados por cumplir la letra de la ley que por vivir su esencia. El samaritano se vio incapaz de pasar de largo sin acudir en ayuda del viajero. ¿Quiénes son los viajeros que encontramos? ¿Cuál es nuestra respuesta? ¿Estamos tan llenos del amor de Dios que no podemos ignorar el sufrimiento del hambre o de los sintecho o que viven en las calles, las necesidades del solitario y del enfermo? Amar a Dios exige amar al prójimo. No podemos tener uno sin el otro. Jesús nos muestra que el amor que debemos compartir es desinteresado, sacrificado. El samaritano no sólo atendió las heridas del viajero, sino que lo llevó a buscar refugio y pagó por sus cuidados. Hizo un esfuerzo adicional en el camino de la fe. ¿Quién es tu prójimo hoy? ¿Cómo le vas a amar?

Lecturas de la Semana

Lunes: Is 1:10-17; Sal 50 (49):8-9, 16bc-17, 21, 23; Mt 10:34 — 11:1
Martes: Is 7:1-9; Sal 48 (47):2-8; Mt 11:20-24
Miércoles: Is 10:5-7, 13b-16; Sal 94 (93):5-10, 14-15; Mt 11:25-27
Jueves: Is 26:7-9, 12, 16-19; Sal 102 (101):13-14ab, 15-21; Mt 11:28-30
Viernes: Is 38:1-6, 21-22, 7-8; Is 38:10-12abcd, 16; Mt 12:1-8
Sábado: Miq 2:1-5; Sal 10 (9):1-4, 7-8, 14; Mt 12:14-21
Domingo: Gen 18:1-10a; Sal 15 (14):2-5; Col 1:24-28; Lc 10:38-42

Los Santos y Otras Celebraciones

Domingo: Decimoquinto Domingo del Tiempo Ordinario
Lunes: San Benito
Miércoles: San Enrique
Jueves: Santa Kateri Tekakwitha
Viernes: San Buenaventura
Sábado: Nuestra Señora del Carmen; Santa María Virgen

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