Español English María Inmaculada
Iglesia Católica / Pacoima, CA

El Ego Se Quiere Imponer

25to Domingo del Tiempo Ordinario

“El Señor es quien me ayuda.”Sal. 53

La tendencia del ego es de ser rey y señor, por eso no quiere someterse a nadie, ni a Dios, solo a su propio capricho e interés; incluso quiere someter a los demás. Quiere personas que sean como sus mascotas, que le den por su lado siempre y en todo, que no le lleven la contraria en nada. Y eso mismo quiere de Dios; un Dios que no le diga ni le pida nada, que no lo condene, y con el pretexto de que es amor cree que no lo puede condenar haga lo que haga.

Es lo que vemos claramente en las lecturas de hoy: Lo someteremos a ultrajes y torturas, para conocer su temple y comprobar su resistencia. La envidia del malo al bueno, llevo a Cain a matar a su hermano Abel. Envidia es ignorancia, pues es comparar lo incomparable, ya que somos miembros diferentes del cuerpo de Cristo, con dones y carismas diferentes. No se puede comparar el ojo con el oído, ni puede hacer lo mismo el pie que la mano. Dice hoy Santiago: ¿De dónde vienen las luchas y los conflictos entre ustedes? ¿No es, acaso, de las malas pasiones, que siempre están en guerra dentro de ustedes? Ustedes codician lo que no pueden tener y acaban asesinando.

“Porque tú dices: Yo cosa tengo necesidad y eco sabes que una eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo… Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.”Apocalipsis 3,17ss

El ego es ciego y no ve a nadie más que a sí mismo. Por ello quiere sometidos a todos. Si creyera que Dios es amor para con él, creería que todo lo que Dios le pide es su mejor bien, y le haria caso. Pero no cree que Dios sepa mejor que él lo que le conviene. Cree más en sí mismo y quiere decidir todo por sí mismo, dejando fuera a Dios.

El ego se engaña a sí mismo queriendo que Dios le dé por su lado, le alcahuetee y sea cómplice de sus caprichos y fechorías, incluso de sus pecados, haciendo la vista gorda o incluso premiándole por todo eso, tanto en esta vida como con la vida eterna. Es decir, el ego se pone en lugar de Dios, como a dictar a Dios lo que quiere que Dios haga, a enseñarle a El lo que debe hacer, como si fuera su genio de la lámpara. Pero el ego no se da cuenta que si Dios se redujera a eso no le enriquecería, lo dejaría en su pecado, no lo liberaría de él, y sería peor para él, pues el pecado está ligado a la muerte y no puede así llegar a la vida.

Por esto Jesus nos pide dejar nuestro ego para poderlo seguir a El. Por ello hay que llevar la contraria a las tendencias de nuestro ego: “Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.” y nos pide hacernos como niños, que no tienen el control, pues debemos dejarle a El ser nuestro guía.

Fiarnos del amor de Dios es creer que Él sabe mejor que nosotros lo que nos conviene, y debemos ser de sus ovejas, de los que le escuchan y le siguen, y el buen pastor nos asegura su protección y guía hasta la vida eterna. Convencidos de que todo lo que nos pide es por nuestro bien, por amor, para darnos vida, aunque le cueste someterse a nuestro ego.

San Pío de Pietrelcina

Conocido como Padre Pío, San Pio nacio con el nombre de Francesco Forgione en 1887 en Pietrelcina, Italia. De niño sufrió muchas enfermedades, incluida la fiebre tifoidea. Se unió a los franciscanos capuchinos a los 15 años y tomó el nombre de Pío o “Pio” en honor al Papa Pío I. Fue ordenado sacerdote en 1910, y en ese momento recibió las marcas de los estigmas, las heridas de Cristo, pero finalmente sanaron. Las enfermedades frecuentes continuaron atormentándolo cuando era joven.

El Padre Pío sirvió en el Cuerpo Médico Italiano durante la Primera Guerra Mundial, pero fue dado de baja temprano debido a una enfermedad, que probablemente era tuberculosis. Fue asignado al convento de San Giovanni Rotondo. En 1918, mientras continuaba sirviendo en el convento, los estigmas aparecieron nuevamente, y esta vez permanecieron hasta su muerte. Muchos fieles acudían a verlo al convento, sus jornadas eran largas, comenzaban con la misa a las 5 de la mañana y luego escuchaban confesiones durante todo el día con pausas para bendecir a los enfermos.

Hombre sencillo, contento de hacer la voluntad de Dios en la tierra y con el ardiente deseo de servir a los enfermos y pobres en quienes veía a Cristo, impulsó la construcción de un hospital, la Casa Sollievo della Sofferenza (Casa Alivio del Sufrimiento), en San Giovanni Rotondo. Se inauguró en 1956.

El Padre Pío murió a la edad de ochenta y un años en 1968 y en 2002 el Papa Juan Pablo II lo proclamó “San Pío de Pietrelcina”.

Lecturas de la Semana

Domingo: Sab 2, 12. 17-20/Sal 53, 3-4. 5. 6-8 (6)/Sant 3, 16- 4, 3/Mc 9, 30-37
Lunes: Prov 3, 27-34/Sal 14, 2-3. 3-4. 5/Lc 8, 16-18
Martes: Prov 21, 1-6. 10-13/Sal 118, 1. 27. 30. 34. 35. 44/Lc 8, 19-21
Miércoles: Prov 30, 5-9/Sal 118, 29. 72. 89. 101. 104. 163/Lc 9, 1-6
Jueves: Ecl 1, 2-11/Sal 149, 1-2. 3-4. 5-6 y 9/Lc 9, 7-9
Viernes: Ecl 3, 1-11/Sal 143, 1 y 2. 3-4/Lc 9, 18-22
Sábado: Ecl 11, 9—12, 8/Sal 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17/Lc 9, 43-45
Domingo Siguiente: Nm 11, 25-29/Sal 18, 8. 10. 12-13. 14 (9)/Sant 5, 1-6/Mc 9, 38-43. 45. 47-48

Conmemoraciones de la Semana

Domingo: 25to Domingo del Tiempo Ordinario
Lunes: San Pío de Pietrelcina, sacerdote; Semana nacional del migrante
Jueves: San Cosme y San Damian, mártires
Viernes: San Vicente de Paúl, sacerdote
Sábado: San Wenceslao, mártir; San Lorenzo Ruiz y compañeros, mártires
Domingo Siguiente: 26to Domingo del Tiempo Ordinario; Domingo del sacerdocio

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