Español English María Inmaculada
Iglesia Católica / Pacoima, CA

La Misión de la Paz

2o Domingo de Pascua

El Evangelio nos pone frente a tres momento, primero; Cristo deseando la paz a los discípulos, paz que es El mismo, lo que testimonia mostrando sus heridas. Sobre la muerte y el rechazo de los hombres El funda la paz, todo lo anterior, negaciones, abandono de sus discípulos, queda de lado ante la misericordia de su amor que es más fuerte y duradero, así nos ofrece la paz. En segundo término, Cristo exhala su aliento sobre los discípulos otorgándoles el Espíritu de su propia misión, con el cual, los autoriza a trasmitir a los hombres la paz que ellos mismos han recibido: “A los que les perdonen los pecados…”.

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Al celebrar hoy la Divina Misericordia, nos hace presente que Dios no abandona al hombre en la dureza de su corazón ni en su incredulidad, antes bien Dios siempre se acerca al hombre proveyéndole caminos para salvarlo, por eso que Tomas, tercer momento del Evangelio, es hoy para nosotros según nuestra experiencia de fe habremos pasado de alguna u otra manera por esta experiencia de Tomas y Dios en su infinita misericordia no nos ha dejado en la oscuridad de nuestra incredulidad. Sucede que a veces en nuestra vida, puede haber desilusiones, desengaños, injusticias, indiferencias, frustraciones, el no sentirnos amados o no ser tomados en cuento, que hemos visto que nuestros proyectos no se realizan, etc.; que nos impiden tantas veces confiar y creer en el otro; el dominio, que existe, de esta manera cierra nuestro corazón para no confiar, ni creer en el amor misericordioso y redentor de Dios.

Cristo Resucitado sigue saliendo al encuentro de cada uno de nosotros, vivamos unidos en la fe, en el amor, en el gozo y en la paz. Hoy Jesús, como fruto de la Resurrección nos hace el regalo del sacramento de la Reconciliación. Dice a los Apóstoles: “Reciban el Espíritu Santo. A que les perdonen los pecados, les quedaran perdonados; y los que no se los perdonen, les quedaran si perdonar”.

Ver las Lecturas

“Cristo se apartó de nuestra vista para que podamos volver a nuestro corazón, y hay que encontrarlo. Para partir, y he aquí, él está aquí.” — St. Agustín

Mensaje Pascual del Papa Francisco

La Iglesia en todo el mundo se hace eco el mensaje del ángel a las mujeres: “No tengas miedo! Sé que buscáis a Jesús, el crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, tal co- mo dijo. Vengan a ver el lugar donde lo pusieron “(Mt 28, 5-6).

Esta es la culminación del Evangelio, es la Buena Nueva por excelencia: Jesús, el crucificado, ha resucitado! Este evento es la base de nuestra fe y nuestra esperanza. Si Cristo no se plantearon, el cristianismo perdería su muy lo que significa; toda la misión de la Iglesia perdería su impulso, para esto es el punto desde el que se estableció por primera vez y sigue expuesto siempre de nuevo. El mensaje que los cristianos llevan al mundo es: Jesús, es el Amor encarnado, murió en la cruz por nuestros pecados, pero Dios el Padre lo resucitó y lo hizo el Señor de la vida y la muerte. En Jesús, el amor ha triunfado sobre el odio, la misericordia sobre el pecado, el bien sobre el mal, la verdad sobre la mentira, la vida sobre la muerte.

Por eso le decimos a todos: “Vengan y vean!” En toda situación humana, marca- da por la fragilidad, el pecado y la muerte, la Buena Nueva no es una mera cuestión de palabras, sino un testimonio de amor incondicional y fiel: es acerca de nosotros mismos dejando atrás y encontrarse con otros, estar cerca de los aplastados por problemas de la vida, compartiendo con los más necesitados, de pie al lado de los enfermos, los ancianos y los marginados … “Ven y mira!”: El amor es más poderosa, el amor da la vida, el amor hace flor de esperanza en el desierto.

Con esta gozosa certeza en nuestros corazones, hoy nos dirigimos a usted, Señor ha resucitado! Ayúda- nos a buscarte y encontrarte, y darnos cuenta de que tenemos un Padre y no somos huérfanos; que podemos amar y adorar.

Ayúdanos a vencer el flagelo del hambre, agravada por los conflictos y por el inmenso despilfarro para los que a menudo somos responsables. Permítenos a proteger a los vulnerables, especialmente los niños, las mujeres y los ancianos, que son a veces explotados y abandonados. Permítenos atender a nuestros hermanos y hermanas … y para cuidar a las personas que sufren de otros enfermedades que también se transmiten por el abandono y la pobreza extrema.

Consuela aquellos que han dejado sus tierras para emigrar a lugares que ofrecen la esperanza de un me- jor futuro y la posibilidad de vivir sus vidas con dignidad y, no pocas veces, de profesar libremente su fe. Te pedimos, Señor Jesús, para poner fin a todas las guerras y todos los conflictos, ya sea grande o pequeña, anti- gua o reciente.

Señor, te pedimos por todos los pueblos de la tierra: ustedes que han vencido a la muerte, nos concede su vida, concédenos tu paz! Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua!

“Rosario por la sanación y protección” Guía de Reflexión

Por favor, recuerden en mantener los sobrevivientes de abuso sexual infantil y sus familias en la oración. Nuestros sobrevivientes nos han enseñado que el camino hacia la curación puede ser un viaje largo y arduo. Uno en el que, necesitan nuestro apoyo continuo para sostenerlos! Cada uno de nosotros, como miembros de nuestra comunidad católica, puede contribuir a la curación recordando sobrevivientes de abusos sexuales del clero, así como a todos los sobrevivientes de abuso sexual infantil en nuestras oraciones. Una oración para la curación de las víctimas de abuso es un recurso de gran alcance, como es el Rosario por la Sanación y Protección. Ambos se pueden encontrar aquí. Si tiene alguna pregunta, por favor póngase en contacto con Suzanne Healy, Director de Asistencia a las Víctimas al: (213) 637-7650.

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