Español English María Inmaculada
Iglesia Católica / Pacoima, CA

La Obediencia de la Fe

2do Domingo de Pascua (La Divina Misericordia)

“La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.”Sal. 117

“Es por medio de Él que hemos recibido la gracia y el apostolado para promover la obediencia a la fe entre todos los gentiles, por amor a Su nombre”Romanos 1:5

Jesús fue muy claro en mostrarnos que el camino que vino a ofrecernos para salir de las filas del diablo y ponernos en las de Dios recuperando el paraíso es el camino de la obediencia. Así como Adán y Eva optaron por el camino del diablo, de la soberbia, de endiosarse a sí mismos y de fiarse más de sí mismos que de Dios, perdiendo así el paraíso que tenían en comunión con Dios, María ya preludia el camino de recuperar el paraíso que es la obediencia, como vemos en ella, en José, en Jesús y en todos los santos.

Toda la enseñanza de los evangelios se podría decir que se resume en este fruto, pues la fe que nos da la vida eterna y que vino a suscitar Jesús en nosotros es la confianza absoluta en Dios, que la vemos de modo sublime en Cristo, incluso hasta la muerte de cruz: Padre, si es posible aparta de mi este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya. El resucitado nos manda: no seas incrédulo sino creyente. Feliz el que crea.

María lo expresó claramente desde un principio: he aquí la esclava del Señor que se haga en mí lo que me has dicho. Esa es la confianza que nos pone del lado de Dios y nos da la vida eterna; por ello este es el objetivo de la venida de Cristo. El vino para darnos la oportunidad de optar diferente de adán y Eva, para salir del camino de la condenación al que nos lleva el pecado y así podamos recuperar el paraíso, tomando el lado de Dios. Como nos pide al revelar su divina misericordia: EN TI CONFÍO. La misericordia y el amor de Dios se reciben por la fe, o sea confiando en El.

Si no obedecemos no somos cristianos, ni hemos tomado el lado de Dios, aunque nuestras ideas sean un poco afines a las de Jesús, incluso aunque nos guste escucharle e ir a misa. También a Herodes le gustaba escuchar a Juan bautista, pero no cambiaba. Podemos engañarnos a nosotros mismos pensando que estamos bien, por decir Señor Señor, o por escuchar su palabra, pero si no la practicamos estamos en camino de la destrucción como nos deja claro Jesús. Mt 7,21ss.

No nos pertenecemos, tenemos dueño. Ser discípulo de Cristo es ser suyo, de sus ovejas.

“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre…”Jn 10, 27ss

Los consagrados hacemos votos de obediencia, asegurando así que nos dejamos a nosotros para seguir a Jesús. Todo cristiano debería vivir en obediencia a Dios por medio de la Iglesia, de personas concretas, para ese mismo fin, de lo contrario es muy fácil que el ego salga con la suya y no quiera someterse a nadie más que a sí mismo, privándose así de vivir el Reino de Dios.

“Puesto que en obediencia a la verdad ustedes han purificado sus almas para un amor sincero…”1 Pedro 1:22

“Que nadie los engañe con palabras vanas, pues por causa de estas cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia.”Efesios 5:6

El Rito de Rociar con Agua Bendita, ¡Explicado!

El rito de rociar con agua bendita, denominado también el rito de la aspersión describe la acción de rociar a los fieles congregados con agua bendita, una acción que recuerda la vida nueva que recibimos en las aguas bautismales.

Si este rito se realiza durante la Misa, entonces no se hace el acto penitencial.

El rito de la aspersión normalmente se lleva a cabo los domingos durante el tiempo de Pascua sin embargo está permitido hacerlo en cualquier domingo. Al finalizar este rito, los fieles congregados entonan el Gloria.

La palabra “asperges” (lavar, rociar) se toma de la primera línea del Salmo 51, un salmo penitencial que comienza con las palabras “Ten misericordia de mí”. Cuando se celebra la forma extraordinaria de la Misa, el rito de la aspersión se realiza antes de cada Misa principal, exceptuando el Domingo de Ramos.

El utensilio que usa el sacerdote para rociar con agua bendita a los fieles congregados se denomina hisopo y el recipiente donde se vierte el agua se denomina acetre.

Lecturas de la Semana

Domingo: Hch 5, 12-16/Sal 117, 2-4. 13-15. 22-24 (1)/Ap 1, 9-11. 12-13. 17-19/Jn 20, 19-31
Lunes: Hch 4, 23-31/Sal 2, 1-3. 4-7. 7-9/Jn 3, 1-8
Martes: Hch 4, 32-37/Sal 92, 1. 1-2. 5/Jn 3, 7-15
Miércoles: Hch 5, 17-26/Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9/Jn 3, 16-21
Jueves: Hch 5, 27-33/Sal 33, 2 y 9. 17-18. 19-20/Jn 3, 31-36
Viernes: Hch 5, 34-42/Sal 26, 1. 4. 13-14/Jn 6, 1-15
Sábado: 1 Co 15, 1-8/Sal 29, 2-3. 4-5/Jn 14, 6-14
Domingo Siguiente: Hch 5, 27-32. 40-41/Sal 29, 2. 4. 5-6. 11-12. 13 (2)/Ap 5, 11-14/Jn 21, 1-19 o 21, 1-14

Conmemoraciones de la Semana

Domingo: 2do Domingo de Pascua (de la Divina Misericordia)
Lunes: San Pedro Luis María Chanel, sacerdote y mártir; San Luis María Grignion de Montfort, sacerdote
Martes: Santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia
Miércoles: San Pío V, papa
Jueves: San José, obrero; Día nacional de la oración
Viernes: San Atanasio, obispo y doctor de la Iglesia
Sábado: San Felipe y San Santiago, apóstoles
Domingo Siguiente: 3er Domingo de Pascua

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