La Verdadera Riqueza
Decimoctavo Domingo en Tiempo Ordinario
Parece cosa comúnmente aceptada hoy día que todo el mundo quiere ganarse la lotería, ganar en el casino o ser millonario. Esta actitud es similar a la de los primeros oyentes de la parábola del agricultor próspero que pensarían: Por supuesto. Él tenía que buscar la manera de preservar su buena fortuna para el futuro, para asegurarse una vida muelle, comiendo, bebiendo y gozando. Es exactamente la clase de vida que nos brindaría hoy el billete premiado, una buena mano de cartas o la respuesta correcta en el programa de TV. Estar rodeados por este “sentido común” hace mucho más difícil escuchar hoy las palabras de Cohélet, del salmista, de Pedro y de Jesús. Quizás nos sonría la buena fortuna, quizás no. Pero si hacemos que esa fortuna o su búsqueda sea el corazón, el centro mismo de nuestra vida, viviremos para lamentarlo. No adquiriremos la seguridad futura que perseguimos y perderemos el momento presente por estar persiguiéndola.
El evangelio de este domingo nos invita a reflexionar en el valor de los bienes temporal que terminaran en la famosa sentencia: “Donde esta tu tesoro, ahí esta tu corazón” (v34). Jesús nos ensena por medio de la parábola del rico insensato que la riqueza ni da ni garantiza la vida y por lo tanto nos invita a evitar toda clase de avaricia. La pregunta pues a reflexionar en esa semana es donde esta nuestro tesoro? Cuantos de nosotros vivimos en la fría celda del tener de poseer y vivimos agrilletados a la avaricia y al materialismo. Jesús nos invita a poner nuestro tesoro en los bienes que son eternos en los que nadie no puede arrebatar. Estos bienes se logran siendo honestos en nuestros trabajos; tendiendo la mano de quien lo necesita; perdonando las ofensas que nos han amargado nuestra vida; pero sobre todo por medio de las obras de la misericordia. Haciendo esto, no solamente logramos acumular bienes en el cielo, sino que también nos ayudaran a obtener la verdadera paz y la verdadera alegría en nuestras vidas como Cristianos. Les pido por sus oraciones en estos días de peregrinación en la jornada mundial de la juventud y ustedes están en nuestras oraciones.
Lecturas de la Semana
Lunes: Jer 28:1-17; Sal 119 (118):29, 43, 79, 80, 95, 102; Mt 14:13-21
Martes: Jer 30:1-2, 12-15, 18-22; Sal 102 (101):16-21, 29, 22-23; Mt 14:22-36 o Mt 15:1-2, 10-14
Miércoles: Jer 31:1-7; Jer 31:10, 11-12ab, 13; Mt 15:21-28
Jueves: Jer 31:31-34; Sal 51 (50):12-15, 18-19; Mt 16:13-23
Viernes: Nah 2:1, 3; 3:1-3, 6-7; Dt 32:35cd-36ab, 39abcd, 41; Mt 16:24-28
Sábado: Dn 7:9-10, 13-14; Sal 97 (96):1-2, 5-6, 9; 2 Pe 1:16-19; Lc 9:28b-36
Domingo: Sab 18:6-9; Sal 33 (32):1, 12, 18-22; Heb 11:1-2, 8-19 [1-2, 8-12]; Lc 12:32-48 [35-40]