Qué es el Amor
27mo Domingo del Tiempo Ordinario
“Dichoso el que teme al Señor.”Sal. 127
Es morir a ti mismo, pues solo así se puede ser amor, ya que el amor no es egoista, y si no se renuncia a sí mismo no se puede amar, ni siquiera se ama a sí mismo. Si no renuncia a sí mismo, es decir a su propio ego, será dominado por él, con todas sus tendencias a los 7 pecados capitales que nos sacan del camino de la vida, pues ese desorden egoísta hace equipo con el diablo y el mundo, enemigos del alma, de tu vida eterna.
Lo mejor que puede hacer uno por sí mismo es renunciar a la tiranía del ego, para someterse a la voluntad de Dios que es la que nos lleva por verdes prados y fuentes tranquilas, donde puedes experimentar y dar frutos buenos, los del Espíritu Santo. Amarse a sí mismo y amar a los demás es seguir al buen pastor, pues seguir el mundo o al propio ego nos hace esclavos del pecado y solo seguir a Jesús nos hace libres y plenos, pues para eso se nos de la vida, para seguir a Cristo y llegar así a la salvación eterna. Solo en ese camino sabemos amarnos de verdad.
Ser amor es buscar el bien del que amamos. Solo así le amamos de verdad, siendo bendición y don de Dios para ellos. Esto supone la renuncia al ego, a los propios caprichos e intereses, para poder procurar el bien del prójimo, y en ese amor hayamos paradójicamente la máxima felicidad y realización, siendo don de Dios para ellos, auto donación. Esto solo es posible con la acción del Espíritu Santo que es el amor de Dios derramado en nuestro corazón que hace posible el fruto de amor, gozo, paz, …
Si no te sometes a Cristo estarás sometido al maligno y al mal, pues solo Cristo te libera del mal si te decides a abrirle el corazón y a seguirle.
El amor verdadero es pues hacer el bien, ser edificante, ser don y bendición de Dios, luz y sal, fermento que levanta, palabra de aliento y sabiduría, apoyo firme, que solo podemos dar si estamos unidos a Jesús, pues solo Él es la roca firme, el camino hacia Dios. Solo unidos a El podemos dar ese fruto que permanece y solo así damos gloria al Padre y vivimos nuestra vocación y misión de hijos de Dios (cf. Juan 15,5-11).
El sentimiento es parte de nuestra naturaleza caída, de nuestro ego vulnerable y limitado. Todo afecta nuestro sentimiento, las hormonas, si es de día o de noche, lo que tenemos o no tenemos, lo que gusta o disgusta, si a solas o con alguien, conocimientos y desconocimientos, deseos y caprichos,… por ello no debemos ser llevados por los sentimientos, pues seríamos como hojita seca que lleva el viento. Hoy quiere una cosa y mañana otra; no hay firmeza ni estabilidad en ellos.
El timón de nuestra vida corresponde a la voluntad iluminada por la fe y el conocimiento de Dios. Solo así podemos ser amor como Dios es amor. El amor que nos pide Dios depende de nuestra voluntad y nunca de nuestros sentimientos; por ello es un mandamiento. Nos lo puede pedir y depende de nosotros el decidir obedecer y amar, pues es un acto libre y voluntario, y no un simple sentimiento. Puedes hacer el bien aun al que te cae mal.
Oración para Respetar la Vida
Querido Señor,
Qué regalo has dado en cada vida humana.
Inspiranos a respetar Tu obra en cada ser humano que encontramos.
Anímanos a proteger la dignidad de los miembros más vulnerables de la sociedad.
Lecturas de la Semana
Domingo: Gn 2, 18-24/Sal 127, 1-2. 3. 4-5. 6 (ver 5)/Heb 2, 9-11/Mc 10, 2-16 o 10, 2-12
Lunes: Gal 1, 6-12/Sal 110, 1-2. 7-8. 9 y 10/Lc 10, 25-37
Martes: Gal 1, 13-24/Sal 138, 1-3. 13-14. 14-15/Lc 10, 38-42
Miércoles: Gal 2, 1-2. 7-14/Sal 116, 1. 2/Lc 11, 1-4
Jueves: Gal 3, 1-5/Lc 1, 69-70. 71-72. 73-75/Lc 11, 5-13
Viernes: Gal 3, 7-14/Sal 110, 1-2. 3-4. 5-6/Lc 11, 15-26
Sábado: Gal 3, 22-29/Sal 104, 2-3. 4-5. 6-7/Lc 11, 27-28
Domingo Siguiente: Sab 7, 7-11/Sal 89, 12-13. 14-15. 16-17 (14)/Heb 4, 12-13/Mc 10, 17-30 o 10, 17-27
Conmemoraciones de la Semana
Domingo: 27mo Domingo del Tiempo Ordinario; Domingo del Respeto a la Vida
Lunes: Nuestra Señora del Rosario
Miércoles: San Dionisio de París, obispos, y compañeros, mártires; San Juan Leonardi, sacerdote
Viernes: San Juan XXIII, papa
Domingo Siguiente: 28vo Domingo del Tiempo Ordinario